La llegada del COVID-19 solo volvió evidente lo que ya existía, cuando disminuyó la velocidad de nuestras rutinas, la cotidianeidad tomó un giro en cámara lenta, capturando imágenes que adquirieron peso, importancia y un sentido diferente.
La llegada del COVID-19 solo volvió evidente lo que ya existía, cuando disminuyó la velocidad de nuestras rutinas, la cotidianeidad tomó un giro en cámara lenta, capturando imágenes que adquirieron peso, importancia y un sentido diferente.